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jueves, 14 de abril de 2016

LA GRAVEDAD DE LA INCREDULIDAD..



Pocos cristianos consagrados pensarían que son incrédulos. Por años he estado desconcertado por algo que Jesús dijo: “Cuándo venga el Hijo del hombre, ¿hallara fe en la tierra?” (Lucas 18:8). La pregunta implica no solo falta de fe en la tierra sino también en el pueblo de Dios.
¿Por qué Jesús diría esto? La fe es uno de los temas más hablados en la iglesia. Predicadores devotos lo enfatizan, y hay una avalancha de libros sobre el tema. Grandes obras están siendo hechas, enormes proyectos, todo en el nombre de la fe.He sabido de muchos cristianos que decidieron tomar en serio su caminar con el Señor. Ellos determinaron ser más estudiosos en su Palabra, y ellos ayunaban y oraban con una convicción renovada. Ellos dispusieron sus corazones a aferrarse a Dios en todas las situaciones de su vida. Mientras yo observaba sus vidas, yo pensaba “Seguro que toda su devoción traerá un brillo de gozo. Ellos no pueden evitar sino reflejar la paz y reposo de Dios.Pero muy a menudo, lo opuesto fue cierto. Muchos nunca entraron en el reposo prometido por Dios. Ellos todavía estaban inseguros, inquietos, cuestionando la guía de Dios, preocupados por su futuro. ¿Por qué? Ellos tuvieron una habitual levadura de incredulidad. Toda su devoción y actividad han sido inefectivas por esa razón. Entonces, ¿qué nos esta diciendo Jesús cuando pregunta, “Cuando suene la trompeta final, ¿encontrare algo de fe?”

Estoy convencido que todo pecado no sometido es causado por la incredulidad. Y ahora mismo, multitudes de cristianos están peleando una batalla perdida con su pecado. De hecho, muchos ya se han dado por vencidos en la pelea. Ellos están convencidos que algún poderoso espíritu demoníaco ha levantado fortaleza en ellos y no puede ser expulsado. Y por esto, ellos viven infelices, atados por un pecado que les acedía.

En Éxodo 17, Israel llegó al desierto llamado Sin. No había señal de agua apta para beber, y el pueblo reprendió amargamente a Moisés: “Danos agua para que podamos tomar” (Éxodo 17:2). Ellos trataron al escogido de Dios como si fuera su obrador personal de milagros. Sin embargo, ninguno de ellos acudió al Señor en oración. Nadie dijo, “Miren, Dios ha obrado muchos milagros de agua para nosotros. Él partió el Mar Rojo para salvarnos de Faraón. Y él endulzó las aguas amargas de Mara. Seguramente que aquí también Él proveerá agua potable para nosotros.”
Usted conoce el resto de la historia. Dios dijo a Moisés que se pare delante de una roca y la golpee. Cuando lo hizo, fluyeron ríos de agua, mas que suficiente para calmar la sed del pueblo. Pero el Señor puso un nombre a este episodio de incredulidad. Él llamó aquel lugar Masah, que significa provocación, así como exasperado, harto, irritado. Dios estaba diciendo a Israel, “Tu me has exasperado totalmente con tu incredulidad.”

Por favor entienda, el Señor no estaba aquí solamente algo afligido; él estaba exasperado hasta el punto de enojarse. Sin embargo, El no fue provocado solamente con las quejas del pueblo. Era mucho peor que eso: Ellos lo habían acusado de abandonarlos en su prueba. Ellos habían dicho a Moisés, “¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y nuestro ganado?… ¿Esta el Señor entre nosotros, o no?” (Éxodo 17:3,7).
La deducción de ellos era, “Sí Dios esta con nosotros, ¿donde esta ahora? Nosotros no vemos ninguna señal de su presencia o poder. ¿Esta el Señor vivo o muerto? ¿Cómo podemos creer en un Dios que permite cosas tan terribles?”
No, Dios estaba exasperado por una buena razón. La razón la encontramos después en las Escrituras, mientras Moisés recordó el episodio en Masah. Él dijo, “También fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios, y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco.”(Deuteronomio 9:23-24). Moisés estaba diciendo a Israel, “Ustedes han sido rebeldes desde que los conozco. Ustedes nunca han obedecido o creído a la Palabra de Dios.

Nosotros encontramos una clave en la advertencia sobria de Hebreos 3:12: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.” Este versículo nos dice que debemos reconocer la incredulidad en nosotros mismos cuando nos “apartamos del Dios vivo.” Sin embargo, ¿qué significa apartarse del Señor?

La respuesta es tan sencilla, que a veces no la entendemos. Es demasiado simple para los hindúes, quienes la rechazan a favor de las obras. Ellos prefieren arrastrase por millas para tratar de calmar a Dios por sus pecados. Los judíos también rechazan esta verdad, prefiriendo guardar 630 reglas y estatutos, esperanzados en equilibrar los libros por sus pecados. Los musulmanes prefieren postrarse y hacer buenas obras, tratando de apaciguar a Ala por sus faltas. Aun muchos cristianos preferirían añadir algunas reglas de confianza en sí mismos a su liberación. 
Ellos hacen promesas a Dios y tratan de vencer todo los deseos de su carne con su propia fuerza.


 
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